No existen traumatísmos inocentes. Sean psicológicos o corporales, detrás de un golpe habrá una reacción de reblandecimiento en las barreras que sopòrtan la integridad tisular y ofrecen armonia orgánica para el buen funcionamiento corporal. Un buen ejemplo sucede cuando simplemente herimos la piel por una hincada, una cortada, o una caida. En todos los casos se activa una llamada de alarma natural que es el dolor, seguido de una pérdida en la solución de continuidad de los tejidos o herida, sea abierta como en los dos primeros casos con ulterior posible sangrado, o ya sea cerrada, la "mas temida", en cuyo caso confiamos que no ha sucedido daño porque no es visualmente observable al momento. Pero, en todas las instancias debe asumirse una alteración estructural y funcional de la arquitectura anatómica y fisiológica; reacciones citoquimicas degranulantes de ciertas celulas sanguineas y de los tejidos implicados en el trauma descargan grandes cantidades de mediadores humorales (citoquinas, leucotrienos, factor de necrosis tumoral) responsables de activar la cascada inflamatoria regional que se traducen en dolor, enrrojecimiento y calor local, sangrado, coagulación y/o posibilidad de contaminación con ulterior infección, fuera de advertir deformidad como las fracturas óseas. Un caso muy particular sucede en el conocido BLOW OUT ORBITAL (del inglés: reventón de la órbita), donde trás un impacto contuso directo al ojo, como por ejemplo un pelotazo, un codazo o trás un herida transfixiante en la órbita, su desplazamiento sumado al efecto de contragolpe, fractura la débil estructura ósea de la cuenca, compuesta a manera de rompecabeza por delgadas hojas de los huesos etmoides,esfenoides, maxilar, zigomatico, lacrimal y frontal, en cuyo caso puede o no existir atrapamiento, a manera de compuerta, de los musculos externos del ojo y consecuente dificultad a la incursión o excursión, infra y supraducción de la mirada conjugada, traduciendose como signos patognomónicos en, diplopia (visión doble), enoftalmo (hundimiento del ojo) y ptosis palpebral (caida del párpado superior). Es por ello que, no debe dejar de practicarse una simple exoftalmometria, examinar las forias con la regilla de Madox, un exhaustívo examen oculomotor para despistaje de plejias, fondo de ojo y campimetría, así como no dejar a un lado, sólo por falta de signos, realizar estudios radiológicos de preferencia la tomografia axial computarizada, lo cual definirá su potencial corrección quirúrgica consistente en la reparación de la estructura ósea con injerto autólogo, prótesis de polietileno-titanio (Medpor, Mersilen, Supramid) entre los mas seleccionados por el cirujano maxilofacial, cirujano plastico u oftalmólogo.